lunes, 8 de junio de 2009

Grandes coincidencias, grandes estilos de vida

Que tan increíble resulta decir, que aun existen culturas indígenas que logran conservar a través de los años, estilos de vida tan admirables y difíciles de asimilar para personas que hemos crecido en un mundo totalmente lejano a nuestra herencia cultural. Que tan triste resulta ver, como estas comunidades han quedado excluidas de un modelo económico y social que poco a poco va eliminando todo imaginario de colectividad y armonía natural. Y que tan cómodo resulta vernos ajenos a esta situación, porque si bien no somos parte del problema, ¿que hacemos para hacer parte de la solución?

Resulta inspirador, cada ves que escucho las historias de los Wayuu, una comunidad indígena ubicada en la región de la guajira, con un poco mas de 500’000 personas, que han logrado a través de nuestra historia ganarse el derecho a organizarse según sus tradiciones ancestrales. La trascendencia a la familia, tanto de sangre como de sus clanes, como el carácter sagrado de la mujer, que convierte a esta comunidad en un matriarcado, invitan un poco a recordar aquellas propuestas filosóficas sobre la importancia de la vida comunitaria, la búsqueda de la felicidad, y las formas de gobierno. Cabe reconocer que dentro del mundo en el que nos movemos esta puede ser una de las pocas comunidades que de verdad interioricen, lo que significa trabajar por la “gloria”, o mas bien bienestar de su pueblo, lo que encajaría en la definición de la relación ciudadano-polis que tanto quisieron los filósofos como Sócrates rescatar. Además de ser, aunque resulte increíble reconocerlo una de las únicas comunidades, que reconocen que un verdadero líder, es aquel que a sido el mas sabio de ellos, y puede por su sabiduría mantener el orden y paz comunal, no el que tenga mas carisma, o influencia; lo que también nos hace recordar como Platón proponía métodos para hallar a los verdaderos lideres que debía de gobernar, los filósofos, o en palabras mas coloquiales, los mas sabios de todos.

Y de esta manera podría seguir hablando sobre la increíble coincidencia que resulta de 2 comunidades tan distintas, como lo son los griegos como Sócrates y los Wayuu, y que en el ejercicio de pensarse para el bienestar de su comunidad han hallado unas formas de gobernarse con tantos puntos en común como la manera de construir conocimiento, por medio de la oralidad, de la palabra, de la conversación con el otro y todo lo que con ella viene (la confrontación, la reflexión, la conciliación, etc.). Pero quisiera detenerme un poco para profundizar en un punto que hace la diferencia en esta comunidad, y de la cual se basa realmente todas sus tradiciones, y es la importancia de asumirse como una parte de un ser común, que conlleva también a pensarse como parte de una naturaleza, a la cual deben de respetar y conservar. Y la razón por la que me detengo en este punto es porque ahí radica el problema ambiental, económico, político y social de este mundo globalizado, y es la incapacidad que tenemos de asumir a otro ser vivo, de asumir a otro ser, la incapacidad de asumirme como un tornillo y no la maquina de vapor, porque la verdad no sostenemos el mundo solos y nunca seremos capaces de hacerlo.

Da lastima pensar que estas propuestas lleguen a quedar en el olvido, como lo quedaron la de nuestros predecesores filósofos, por la dificultad o la poca apertura del mundo, y a lo mejor así sea, que se olviden y queden como otra anécdota cuando en unos cuantos años alguna persona opte por quejarse de la manera como el mundo se mueve. Pero me levanta un poco el animo saber que así sea una pequeña etnia, en las condiciones económicas tan inestables en las que se hallan, los Wayuu le siguen apostando a un estilo de vida diferente y tal ves mas apropiado.

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